domingo, 28 de septiembre de 2008

UN HOMBRE SOLO EN EL PARQUE

Apenas los primeros rayos de sol calientan las gotas de rocío, ya se oye el crujido de una pisada en el Parque. Es un ritmo cansino, lento, el que traslada la masa del hombre por senderos recorridos miles de veces.
Si lo viéramos de perfil podríamos imaginar un pájaro, quizás no muy regio, nariz prominente y aguileña que se adelanta a una frente tendida hacia atrás, un pecho plano, una barriga abultada que se adivina blanda y unas piernas muy gruesas, casi de elefante que descuadran y descomponen la figura amable del ave y la convierten en grotesca.
Se sabe que es cierto que las piernas no son débiles, el ritmo, ya se ha dicho que lento, no cesa. No se sabe si la mente que gobierna este cuerpo se le asemeja, no se sabe si es lenta y constante, o quizás desordenada, y por eso necesita de este ejercicio para ir poniendo las ideas y los sentimientos en su sitio. Se desconoce.
No se adivina porque el hombre corre y corre, a su lado aparecen de vez en cuando corredores que lo adelantan aunque despertaran más tarde, metáfora de su vida. No lo sabe ni siquiera el hombre, al que bloquean las miles de ideas que giran y hacen piruetas en su mente. No lo sabe este hombre que corre y corre.
Este hombre se siente solo, se cree solo y sabe que una vuelta y otra vuelta, que pisar el mismo charco, la misma pendiente, rozar la misma rama de ese chopo, le acercan al infinito, le hacen parte de la eternidad, porque su movimiento, siempre reducido a este recinto, es, a ojos de un espectador bien situado, como si estuviera inmóvil.
Quizás no sea ese el motivo, tan solo saberse vivo, y sentir el aroma que desprenden al partirse las hojas caidas que alfombran su camino. Sentir el aire frío en la cara y calentarse con los escasos rayos solares que traspasan la arboleda.

sábado, 27 de septiembre de 2008

LA LEYENDA DEL INDOMABLE



Las crónicas periodísticas hablan hoy de la muerte de Paul Newman, a los 83 años y con más de 60 películas a su espalda. Cuentan que tuvo cinco hijos, fruto de dos matrimonios.
Todo es mentira. Es imposible resumir la carrera de esta megaestrella en una sola nota de prensa, ni tan siquiera en un libro o en una colección de ellos. Como Gary Cooper, Cary Grant, James Stewart, Henry Fonda, Katharine Hepburn, Ava Gardner o Audrey Hepburn, Paul Newman forma parte de un selecto Olimpo de bellos seres con inteligencia y talento. Como todos ellos ya forma parte de la materia con la que se forjan los sueños.
A veces he soñado con Gary Cooper, me lo he encontrado en una biblioteca, vestido como un pordiosero y hemos tomado café. No sé como sería un sueño con el hombre de los profundos ojos azules, no puedo imaginar cómo entablar relación con este ser, y no sé qué fabricará mi subsconciente con el poso que han dejado en mí sus películas. Solo sé que al igual que con Marlo Brando en "La Ley del Silencio", recuerdo con un nudo en la garganta, a los antihéroes de "El Buscavidas" y "La Leyenda del Indomable". Películas de desesperanza, películas que marcan un antes y un después en la vida del espectador, películas que enseñan que algunos de nosotros nacemos con la partida ya perdida.
Me niego a aceptar las crónicas de hoy. Me niego a aceptar que porque Paul Newman, el hombre, haya muerto, Paul Newman, el actor infinito, haya muerto.
Mejor habría sido que, con una escueta nota, se hubieran limitado a decir: "Hoy ha muerto Paul Newman. Comienza la Leyenda del Indomable".

miércoles, 24 de septiembre de 2008

UNA ÚLTIMA COPA

El tintineo de la copa continúa mientras que la aspereza del vino va secando la garganta. El brillo de tus ojos lo dice todo, no es necesario enunciar el brindis, lo leo en tu mirada. Yo también sé que esta vida ha sido buena gracias a ti. Ahora, esta amarga despedida ha limpiado mi memoria y las escenas que evoco me recuerdan que hemos sido tan felices como nos hemos atrevido a ser.
Ahora ya no hay nada más; esta última copa y un sepulcral y oscuro silencio.
Dura poco, oigo los pasos de los feyaidines en la escalera. Ya están aquí. Ya está todo hecho. Las niñas han muerto plácidamente, y a ti y a mí, el veneno nos va alejando, quizás acercando, para siempre.

RECUPERAR EL AMOR

Estás callada. Recostada en tu sofá de espaldas a mí.
De manera furtiva te miro, deseándote. Deseando recuperar magias perdidas, guiños olvidados; deseando olvidar lo cotidiano, lo previsible.
Te amo y no te lo digo.
Tú me amas, lo sé, pero es tu espalda la que me recibe y se arquea para que yo me amolde a su postura. Te amo y solo deseo un giro. Tan solo necesito ciento ochenta grados. Tan solo una nimiedad geométrica para que todo el Universo se colapse.
Estás callada, pero un leve murmullo está naciendo y un suave movimiento, imperceptible, modifica el mapa de arrugas del sofá, mientras yo asisto al inicio del milagro.

martes, 23 de septiembre de 2008

CADA DÍA

Cada día desperdicio el alma nueva que estreno a la mañana.
Cada día.
Cada día nace un poema incompleto.
Cada día.

Cada amanecer es más oscuro aunque me vista de luz.
Cada noche viene con más peso de tristeza y es más espesa su neblina.
Cada día es más un camino a cada noche.
Cada día.

Una vez cada día, una vez tan solo, me siento un hombre nuevo.
Luego, mil salvas de tristeza, millones de timbres de teléfono,
cientos de papeles amarillos y óxido de hierro me fusilan.
Cada día.