miércoles, 25 de marzo de 2009

SI VIS PACEM...SED OCULUM PRO OCULO

(Perdónenme los lectores si este texto es turbio y farragoso. Lo único que quiero decir es que estoy contra la pena de muerte, contra la condena perpetua, sea cual sea el crimen. Recurrir a esos medios no deja de parecerme un fracaso de la sociedad, incapaz de reconducir unas vidas, y que por eso las elimina).
Ha desaparecido una niña en Sevilla.
La niña ha muerto, ha sido desaparecida, como los desaparecidos de América.
Piden para sus asesinos la pena de muerte, y me acongoja saber que toda una sociedad quiere cercenar un derecho fundamental del ser humano, el de la vida. Todos quieren hacerlo, pero no hay, ni habrá, simetría en las acciones.
Entiendo el dolor y la rabia, entiendo el deseo de venganza, la desazón, el impulso irrefrenable de realizar una acción que calme el ansia de llenar un espacio. Pero no entiendo la frialdad ante cámaras y objetivos del padre doliente. Parecería duro pensar que se siente a gusto representando el papel de justiciero, pero es inevitable pensar que no es natural esa reacción paterna. No puedo entender que quiera un cambio en la ley porque yo no lo pediría, o bien me hundiría en la miseria de la tristeza, o bien planearía una venganza palmaria, pero la ley no me importaría.
No juzgará el padre a los asesinos, lo hará la justicia y espero que lo haga teniendo en cuenta las circunstancias del crimen, no las posteriores a la confesión de los supuestos autores. Comentaba un compañero mío que por la repercusión social del caso la condena debería ser mayor, y ¿qué pasa entonces con el asesinato de aquella prostituta de Galicia?, ¿la condena ha de ser menor porque las televisiones no les prestaron ni un minuto a los familiares de la asesinada?
Las otras asimetrías están en el tiempo y en los autores. El crimen se realiza en un momento determinado, bien como culminación de algo planeado, bien como suceso imprevisto. ¿Podemos pensar que la acción de la justicia es determinada para este caso?, ¿no es mejor pensar que el proceso por el que se condene a los autores proviene de siglos de experiencia procesal, del perfeccionamiento de la justicia para corregir el delito?. Por otra parte el tribunal de justicia es representante de la sociedad, y por tanto, es la sociedad, fuente de derecho quien condenará a los autores, ¿ no hay asimetría de medios?
Queda claro que la culpa y la responsabilidad es de los autores y por ellas merecen castigo, pero ¿de que serviría realizar una acción simétrica, idéntica?, ¿devolvería todo al estado anterior al crimen?, ¿restituiría algo?, ¿devolvería alguna vida?, ¿alguna esperanza?
Hace años escribí un comentario acerca de una compañera mía que justificaba el GAL, hoy he recordado esto. En aquel caso recuerdo como mi amiga entendía el terrorismo de Estado como una consecuencia natural a la existencia de terroristas, el argumento era tan simple como decir, "si mataran a alguien de tu familia, ¿no querrías tú matar al asesino?"
Puedo entender ese sentimiento ancestral de venganza, pero no puedo entender que se pida que la ley ni el Estado sirvan para amparar esa venganza y calmar la sed de sangre camuflada de sed de justicia.
Hemos perdido mucho. Se ha perdido la conciencia de que deben ser juzgados los actos y no las actitudes o las existencias, no, al menos, la de individuos tan insignificantes. Juzguemos al Mal, acabemos con el Mal.