lunes, 13 de abril de 2009

EL GATO DE SCHRÖDINGER

El cruel experimento del que sale "La paradoja del gato de Schrödinger" consiste en imaginar a un gato metido dentro de una caja que contiene un veneno muy volátil que puede ser desencadenado por una partícula que podría o no liberarlo. Por tanto, en el interior de la caja, el gato está vivo o está muerto. Pero no podemos saberlo si no la abrimos para comprobarlo. La conclusión es extraña el gato está a la vez vivo y muerto.
¿Por qué elegí esta paradoja para dar nombre a mi blog?
Sinceramente, porque me valió para bromearle a un escritor. Estaba leyendo un blog de Juan Cruz, un poco enganchado al relatar este escritor sus continuos viajes a Italia, sus conversaciones con Eco, sus compras de queso en el mercado y yo entraba en el blog, escribía sobre lo que envidiaría poder estar en Italia, hablar con Eco sobre Hugo Pratt o Corto Maltés y comprar flores de calabacín, pero Juan Cruz jamás contestó ninguna de mis entradas.
Un día no se por qué motivo, escribieron sobre el bolso de la Reina de Inglaterra y sobre su hipotético contenido a lo que Juan Cruz respondió, muy serio, ex catedra, "Nada, lo he investigado, y no lleva nada. El bolso de la Reina de Inglaterra está vacío". A mí me entró un ataque de surrealismo y dije: "No, no es verdad. En el interior del bolso de la Reina de Inglaterra hay un gato. Lo que nadie sabe es si está vivo o muerto.". Juan Cruz no entendió el sentido humorístico y anárquico de mi respuesta y contestó airado.
Esa vez decidí no volver a entrar en blogs ajenos a escribir lo que quisiera, y creé mi propio blog. En recuerdo de eso este blog cogió el título de la paradoja cuántica.
Más tarde he pensado en por qué se me ocurrió aquella respuesta y en si hay algo que motiva el que yo piense en el átomo y he hallado respuestas a parte de estas cuestiones. En realidad esta parte de la Física que dejaba de ser Física clásica me fascinaba desde el colegio, no solo por la aplicación de nuevas leyes o por el minúsculo mundo infinito al que se aplican o por las historias y dibujos que la imaginación del hombre ha derivado del mundo atómico, sino por un acontecimiento un poco más profundo y personalísimo.
Poco antes de examinarme de Selectividad me recuerdo un sábado estudiando Química en mi cuarto. Estaba cansado y medio dormido, en un estado perceptivo muy curioso, cuando empecé a pensar en lo que estudiaba, en la dualidad onda-partícula, en el principio de incertidumbre, en las partículas subatómicas,... en los electrones y, de repente, vi la mano de Dios en todo, supe que si hay un límite en la escala inferior, si el infinito más pequeño está limitado, existe Dios y lloré, lloré mucho.
Curiosa sin duda esta demostración tan necia de la existencia de Dios, no más que alguna revelación tenida como milagrosa.