lunes, 30 de noviembre de 2009

EL AZAR. ENSAYO FALLIDO.

Un cúmulo de circunstancias nos coloca en este punto a esta hora.
Para que esto suceda, Ángel González decía para que yo me llame Ángel González, han pasado miles de años. Yo bien podría decir para que yo me llame José Ángel, pero sería vulgar. Si copio, que no se note; si se nota, debo mejorar la copia; ¡estoy harto de los constantes "homenajes"!. Está claro, lejos de la síntesis maravillosa del poeta, voy a dar la tabarra.

Lo que quise contar el día que comencé esta entrada ya queda lejos, apenas en un susto. El azar quiso aparecer en forma de pieza perdida de un coche sobre la que pasé y reventé una rueda. No pasó nada. Pudo haber pasado y no pasó. El azar fue azaroso.
Para que ocurra algo de una determinada manera hay que pensar en los miles de millones de combinaciones posibles por las que transitamos. No podemos olvidarnos de que todo modifica todo, pero que todo tiene explicación. Lo que nos ocurre es que no sabemos expresarla, nuestro lenguaje, este que utilizamos, no sirve para acaparar el Universo. A lo mejor esa Ecuación General del Universo, esa única expresión matemática y física, que explique y rija todo, sí podría aventurar que va a ocurrir. Pero se me ocurre aplicar un principio parecido al de incertidumbre de Heissemberg, si podemos acceder a la Ecuación, introducir las variables y determinar qué ocurre si hacemos una cosa u otra, seguramente, no ocurra lo que se predice puesto que el que lo consulte cambiará la forma de actuar o no tendrá sentido usar la Ecuación si no se modifican las condiciones para conseguir el resultado. Aunque si la Ecuación funciona deberá prever este tipo de circunstancias. Incluso prever el momento en que la propia Ecuación será enunciada. Como un Oráculo moderno.
Después de este sinsentido, lo dejo. El azar no me ha traído hoy un inspirón. El azar me hace pensar en el libre albedrío y en la predeterminación. Y no tengo la cabeza para dicusiones teologales. Dejemos atrás el azar y vivamos sin pensar en él. Haciendo camino al andar.