jueves, 6 de octubre de 2011

LA PARÁBOLA DEL BAR.

En aquel tiempo subió Jesús a la montaña. Y en los días en los que él oraba, sus discípulos lo esperaban y  ansiaban su venida para que los reconfortara.

Y cuando hubo descendido Jesús de la montaña, sus discípulos le preguntaron. Ismael, el más amado, se adelantó:

- Jesús, muéstranos el camino. Cuéntanos los misterios de esta vida y la manera de alcanzar el Paraíso.

Y Jesús habló:

- Hace años yo vivía en un lugar pequeño. Como veis, por mi aspecto, no era de los que andaban en el grupo de los más chulos de la pandilla. Pero sí era amigo de los que llamábamos “guais” y conocía los lugares a los que iban. Así conocí bares, discotecas, casinos, pubs y cafeterías y, de alguna manera, los pusimos de moda. Era siempre igual, la avanzadilla veía un garito, hablaba de él en clase y los viernes quedábamos allí porque las niñas decidían que fuéramos. Así con varios lugares, así fue durante mucho tiempo.

- ¿Qué más pasó, Maestro?

- Con las semanas nos cansábamos de determinados sitios y los dejábamos. Ese momento llegaba cuando el bar se llenaba de otros grupos que nos imitaban y el bar, en cierta manera, dejaba de ser, ¿cómo decirlo?, …

-¿Elitista?, ¿exclusivo?, sugirió Ismael.

- Innovador, puntero, nuestro al fin y al cabo. Y en verdad os digo que era el mejor momento para el dueño del bar, pues acudía en masa la gente al considerarlo el lugar de moda. Nosotros ya no íbamos salvo para comprobar cómo había degenerado. Y llegaba el momento en que esta gente también se iba del local pues llegaban grupos que nada tenían que ver con los estudiantes, los pijos, los “guais” o los que vinieron después. Y esa era la muerte del local, el momento en que empezaban las peleas y las copas de garrafón.

- ¿Y así acababa todo?

- No. A veces volvíamos y veíamos las ruinas. Y entre los despojos de vez en cuando surgía un destello de lo que fue.

- Maestro. No entiendo nada.

- Ismael, no te preocupes, tampoco tú serás entendido. Pero yo te digo que en el futuro escribirás una canción y que por ella y de ella vivirás.

- Maestro…

- Y en verdad os digo que así como los bares van naciendo y muriendo con la superpoblación, así pasa con otros lugares, con las comidas, con los libros,…

Y en verdad mi padre lo dice así, y así es Facebook. Así fue con Facebook, pues no es ya sino la ruina de lo que fue, y así será hasta el fin de los días.

¡Ohsanna!