lunes, 15 de diciembre de 2014

LA BICI.

El mensaje era claro, conciso, breve y letal: no insistas, decía. Y le sorprendían tanto la letra mayúscula escrita con esfuerzo como aquel papel de cuadritos arrancado de una libreta.

En aquel momento comprendió que por más que soñara con el brillante cuadro metálico y las relucientes manetas de frenos; por más que lo rogara, y lo escribiera de la forma más educada que sabía, jamás tendría una bici nueva el día 6 de enero de ningún año.

lunes, 1 de diciembre de 2014

UNA DECISIÓN POST DIAGNÓSTICO

Había escrito cien veces: te quiero. Es más, juraría que podían ser millones. Lo había hecho con todas las caligrafías posibles, alternando los bolígrafos de tinta azul con los de negra y con rotuladores de mil puntas distintas. Imaginaba que cada letra correspondía a un hombre diferente: al contable alto y aseado, al médico con posibles, al poeta nihilista e incluso al político voluptuoso. Entonces, cuando hubo acabado, introdujo los innumerables papeles en innumerables sobres, escribió en ellos su propia dirección y los envió por correo.
Años más tarde, al releer las cartas, su Alzheimer habría de completar el hechizo.