sábado, 23 de enero de 2016

DEJACIÓN DE FUNCIONES.

Subir de nuevo a la habitación, en eso es en lo único que piensa el Presidente. En ella aguardan el tablero de ajedrez y las piezas blancas y negras que se han dispuesto unas frente a otras, desperdigadas en un equilibrio metaestable, ansiosas por comenzar la batalla.

Este jugador tiene la exigua ventaja de jugar con blancas, y solo cuando el Coordinador de este juego se lo ha indicado, ha adelantado uno de los peones. Y ha esperado.

Ya esperó en otras partidas, con fortuna aguantó hasta el final sin hacer nada; con la complacencia de malos árbitros y malos jugadores firmó muchas tablas y las hizo pasar como victorias. Eran, por lo que se ve, otros tiempos...

Sobre esta partida el Presidente ha escuchado mucho, y cuenta con otra ventaja, sabe que van a intentar vencerle con el jaque mate del loco o con el mate del pastor, pues su rival no conoce otros. 

Sin esperarlo, a bote pronto, han movido las fichas. Lo esperado, un avance del peón y de la Dama amenazan a su Rey. La defensa es fácil, solo hay que hacer algún sacrificio, mover las piezas y anular el ataque. 

El Presidente permanece inane, aguarda a que algún soplo de viento derrumbe el ataque y firmen tablas. Eso se dice.

Alguien que lo conoce bien lo observa, y sabe qué es lo que ocurre. No sabe defender, no sabe lo que es el jaque del pastor, ni siquiera sabe jugar al ajedrez. Ni quiere.

Espera, eso sí, a que ese soplo de viento que esperan las piezas blancas para ser salvadas lo lleve a él a otro lugar. Pero tampoco sabe si acaso eso es lo que desea.


miércoles, 20 de enero de 2016

EL ÚLTIMO SER

Subir de nuevo a la habitación como si se atravesara un océano de tiempo y de abandono, como si este acto amortiguara la espera de nada y de nadie frente a la ventana de este palacio en ruinas, como si la rutina quebrara la tregua pactada con la Muerte. Mi nombre no tiene importancia, me dieron muchos las extintas razas de los hombres, las que fueron mi alimento. Tengo hambre, soy un vampiro, estoy solo en este mundo que han vaciado las guerras y la enfermedad; soy inmortal, que no es sino morir siempre y no morir nunca.